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Envejecimiento Activo y Aprendizaje a lo Largo de la Vida.

envejecimiento activo

Aprendizaje a lo largo de la vida como estrategia de envejecimiento activo.

envejecimiento activo

El envejecimiento no es cuestión de azar, sino que depende de los comportamientos y las elecciones del individuo a lo largo del ciclo vital completo (Fernández-Ballesteros, 2000). La OMS (2002) fijó una serie de factores poblacionales para la consecución del envejecimiento activo (EA), que se destacan a continuación.

Primeramente, los determinantes conductuales, como la adopción de estilos de vida saludables, la actividad física, la buena alimentación, etc., son decisiones individuales que afectarían al proceso de envejecimiento. A través de la enseñanza se promueven hábitos de vida saludable, tanto para niños y jóvenes, como para adultos mayores, a través de la educación de adultos o de las universidades y aulas de mayores.

Entre los determinantes relacionados con los factores personales, inciden algunos como la biología o la genética sobre los que es meramente difícil influir, y otros como los factores psicológicos (inteligencia, resolución de problemas, adaptación al cambio, motivación,…) sobre las que el aprendizaje a lo largo de la vida (ALV) si puede depender.

Aunque con la edad algunas capacidades cognitivas disminuyen, estas carencias se compensan, e incluso disminuyen, si mantenemos activa la capacidad de conocimiento, las expectativas de aprendizaje, y nos beneficiamos de la confianza y seguridad que aporta cada enseñanza. Los determinantes concernientes al entorno también guardan relación con el aprendizaje. Primeramente, los entornos para el aprendizaje previenen que los adultos mayores sufran soledad o aislamiento, creando redes de interacción social. Y en segundo lugar, el ALV ayuda a la adquisición de aptitudes y actitudes de adaptación al cambio, desde el empoderamiento y la promoción de la autonomía personal según envejecemos.

 

«La oportunidad de adquirir nuevos o reciclar conocimientos resulta una experiencia personal estratégica para aquellas personas mayores que optimicen sus condiciones intelectuales, estado de salud, autoestima y autonomía, e integración social, entre otros beneficios para la mejora de la calidad de vida durante la vejez». (Cambero, 2015:165).

 

Por consiguiente, como indica el Libro Blanco sobre Envejecimiento Activo (2011), el ALV se dirige hacia el desarrollo de las competencias para la vida, con capacidades de autoconocimiento y autovaloración, creatividad personal, participación en contextos sociales o adquisición de conocimientos culturales y científicos, entre otras competencias individuales (2011: 290). De modo que el EA expresa elementos del ALV, cuando envejecer supone afrontar cambios personales y adaptarse a una sociedad donde se producen avances acelerados que caducan la validez de la formación anterior. Los adultos necesitan disponer de posibilidades de aprendizaje para el logro de sus exigencias individuales y colectivas, mediante el intercambio de significados, conocimientos, estrategias o experiencias para desarrollar sus habilidades y saberes en la mejora de la vida (IMSERSO, 2011).

Los cambios sociales nos situarán en un nuevo escenario en el que interesarnos por la formación actualizada bajo parámetros de la sociedad de la información y del conocimiento, basada en competencias digitales, herramientas tecnológicas, nuevos códigos lingüísticos, entornos virtuales de aprendizaje, etc. En ese contexto emergente, los adultos mayores querrán desarrollar habilidades y capacidades que hasta el momento no habían descubierto debido a las condiciones de vida pasadas.

 

Extracto Original de: Cambero, S. y Díaz, D. (2019). Aprendizaje a lo largo de la vida como estrategia de envejecimiento activo: Caso de estudio de la Universidad de Mayores de Extremadura. RASE. Vol. 12(1). p.p.(104-122) ISSN: 2605-1923.

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